Las principales firmas relojeras apuntan hacia los dispositivos inteligentes en la feria BaselWorld, la cita más importante del sector celebrada esta semana en la ciudad de Basilea.
La industria de la alta joyería tiene todos los años una cita ineludible en la ciudad de Basilea. BaselWorld es la mayor feria de relojería del mundo, el escaparate donde marcas como Rolex, Panerai o Patek Philippe presentan sus apuestas más exclusivas. Que el evento se celebre en Suiza no es un capricho. Los relojes son aún el tercer producto más exportado del país y aunque Suiza sólo fabrica un 2,5% de las piezas que se producen en todo el mundo, anualmente sigue dominando el mercado por valor. Pocos relojes de más de 500 euros se producen en Asia o América. El lujo, en la muñeca, sigue siendo patrimonio de las firmas helvéticas.
O lo era hasta ahora. La edición de este año de BaselWorld 2015 llega justo una semana después del esperado anuncio del Apple Watch y muestra una industria que a pesar de tener los pies firmemente asentados en la tradición, empieza a coquetear con la idea de los relojes inteligentes.
Ninguna de las grandes firmas considera que el reloj de Cupertino sea aún una amenaza. "El Apple Watch no es realmente un reloj", apuntaba esta semana Guy Sémon, director de la marca Tag Heuer. "Todos los relojes suizos son 'inteligentes'", presumía Francoise Thiébaud, presidente de la comisión de expositores de la feria, durante el discurso de apertura. Pero la historia del ascenso de los relojes de cuarzo en los 70 han enseñado a Suiza a ser cauta con las novedades en el mercado y este año, en sus stands, muchos han hecho un hueco a relojes más avanzados con capacidad de conectarse al teléfono móvil. Si hay un público que ahora tiene la muñeca vacía pero que consideraría ponerse un reloj que funcione como una extensión del smartphone, sería un error dejar que cayese en las manos de Apple.
La industria de la alta joyería tiene todos los años una cita ineludible en la ciudad de Basilea. BaselWorld es la mayor feria de relojería del mundo, el escaparate donde marcas como Rolex, Panerai o Patek Philippe presentan sus apuestas más exclusivas. Que el evento se celebre en Suiza no es un capricho. Los relojes son aún el tercer producto más exportado del país y aunque Suiza sólo fabrica un 2,5% de las piezas que se producen en todo el mundo, anualmente sigue dominando el mercado por valor. Pocos relojes de más de 500 euros se producen en Asia o América. El lujo, en la muñeca, sigue siendo patrimonio de las firmas helvéticas.
O lo era hasta ahora. La edición de este año de BaselWorld 2015 llega justo una semana después del esperado anuncio del Apple Watch y muestra una industria que a pesar de tener los pies firmemente asentados en la tradición, empieza a coquetear con la idea de los relojes inteligentes.
Ninguna de las grandes firmas considera que el reloj de Cupertino sea aún una amenaza. "El Apple Watch no es realmente un reloj", apuntaba esta semana Guy Sémon, director de la marca Tag Heuer. "Todos los relojes suizos son 'inteligentes'", presumía Francoise Thiébaud, presidente de la comisión de expositores de la feria, durante el discurso de apertura. Pero la historia del ascenso de los relojes de cuarzo en los 70 han enseñado a Suiza a ser cauta con las novedades en el mercado y este año, en sus stands, muchos han hecho un hueco a relojes más avanzados con capacidad de conectarse al teléfono móvil. Si hay un público que ahora tiene la muñeca vacía pero que consideraría ponerse un reloj que funcione como una extensión del smartphone, sería un error dejar que cayese en las manos de Apple.